NOCHE DE SAN JUAN
El Sol alcanza su más alto grado de declinación norte. Esto
marca también los días más largos y luminosos del año en el hemisferio norte y
las noches más largas en el sur. Tradicionalmente el momento en el que el Sol
entra a la constelación de Cáncer desde la perspectiva de la Tierra marca el
inicio del verano en el norte y del invierno en el sur.
Ya que el Sol es la gran fuente de vida y calor para todos
los seres vivos, esta fecha tradicionalmente es considerada el día de máxima
energía, el esplendor de la naturaleza (igual que el solsticio de invierno, con
sus fiestas navideñas). Aún hoy se pueden observar rasgos del solsticio como
una fiesta de comunión con la naturaleza en sitios como Stonehenge que están
construidos para seguir el curso del Sol. La fecha es también una fiesta de la
fertilidad en la que se llevan a cabo celebraciones ligadas a la cosecha, a la
fruición de la siembra, tanto en el plano material como espiritual.
Se
entrelazan con esta fecha la celebración pagana del Midsummer y la Fiesta de
San Juan. Todo ello con fuego y luz que invitan al Sol, el astro rey, a volver
a bendecirnos con la riqueza que aportan sus ciclos.
Aunque esta fecha se utiliza en ocasiones para realizar
meditaciones y excursiones dentro de la cultura de la Nueva Era, también es
cierto que los equinoccios y los solsticios son los grandes marcapasos del año,
los ejes a través de los cuales se puede sincronizar con los ritmos de la
naturaleza y esto fue el sentido que se le dio en las culturas ancestrales. Los
beneficios de vivir cerca y en armonía con la naturaleza han sido documentados
extensamente, y se deben fundamentalmente a que el ser humano tiene numerosos
ciclos biológicos que están ligados a la luz del sol.
De aquí que, para
conservar o maximizar la energía y hacer eficientes los procesos agrícolas, sea
oportuno ligar los ciclos de descanso y exposición a la luz a los ciclos
solares e incluso lunares. Esto es lo que brindan los solsticios, además de una
conciencia de la danza de fuerzas, del cambio perenne y una relación de
pertenencia entre el ser humano y el cosmos. Es el momento de festejar la vida
y de ritualizar, de las formas que marque la tradición de cada cultura, la
pertenencia al clan y sobre todo la pertenencia a la Madre Tierra, especialmente
el vinculo que tenemos con ella. Todas las formas son correctas: baños, saltar
olas, saltar el fuego, cantar, bailar, compartir una comida especial, encender
velas, convocar a los espíritus de la naturaleza, … solo es importante no dejar
pasar este momento, ser consciente de los ciclos para no alejarse de la sintonía
con la naturaleza que nos sostiene. ¡Celebren la vida! …
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